[ANPPOM-Lista] Alejandro L. Madrid na abertura do prêmio Casa de las Americas

Carlos Palombini cpalombini em gmail.com
Qua Mar 21 09:11:34 BRT 2012


*
*Discurso de Alejandro L. Madrid na abertura do prêmio Casa de las Americas

http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=6776

*“Solo un enfoque multidisciplinar nos permitirá escapar de las trampas
disciplinares de la musicología para dejarnos formular otras preguntas” *

 por *Alejandro L. Madrid*

María Elena Vinueza me ha invitado a ofrecer algunas reflexiones a manera
de obertura al Premio de Musicología Casa de las Américas 2012. Siendo el
miembro más joven del jurado de esta edición, esta deferencia me honra
aunque no sé si la merezco. Sin embargo, acepto este compromiso y lo
aprovecho para hacer una declaración de principios en la que espero exponer
algunas ideas propias en relación con conceptos y opiniones que he
escuchado en los últimos días de mis colegas en el jurado.

Son ya treinta y tres años desde que Argeliers León convocó al primer
Premio de Musicología en 1979. En aquellos años el Premio se constituyó
como un espacio de convergencia único para los criterios y esfuerzos que
informaban y constituían el quehacer musicológico en nuestra América; los
cuales permanecían mayoritariamente aislados.

A lo largo de estas tres décadas el Premio se ha vuelto indispensable en la
vida intelectual y musical de Latinoamérica y el Caribe, y es, sin duda, el
evento académico de su tipo más prestigiado en el mundo de habla hispana.
Desde Francisco Curt-Lange, María Teresa Linares y Malena Kuss hasta Mario
Lavista, Héctor Tosar y Daniel Viglietti, el Premio de Musicología ha sido
la excusa ideal para que la Casa de las Américas haya aglutinado a algunos
de los académicos, investigadores y personalidades más importantes e
históricos de la música latinoamericana.

Los trabajos premiados a lo largo de estos años han sido modelo y guía para
musicólogos y latinoamericanistas en todo el mundo, y atestiguan la
profunda transformación que la disciplina ha experimentado en América
Latina en los últimos lustros; transformación instigada, en no poca medida,
por el Premio Casa de las Américas. Así, el Premio ha atestiguado el giro
del cientificismo que dominó la década de los ochenta al culturalismo que
ya es evidente a finales de los noventa y del énfasis en la obra o práctica
musical como reflejo de la sociedad en esa década al estudio de la música
como configuración de realidades en obras más recientes.

El mundo de principios del siglo veintiuno es muy diferente al que vio
nacer al Premio en la década de los setenta. Vivimos un tiempo de crisis
económica, social e ideológica a nivel global; se trata de un contexto de
capitalismo desbocado en el que las humanidades se han visto atacadas de
una manera inusual por no encajar en el modelo utilitario que el capital
transnacional nos impone.

Sin embargo, si las humanidades son una “idea eterna” como lo afirma Slavoj
Zizek, lo son, precisamente, por tener la habilidad de reinventar
continuamente sus paradigmas y así ayudarnos a entender nuevas situaciones
históricas. Sin importar su juventud entre las humanidades, la musicología
no puede ser la excepción. Al revisar el desarrollo del Premio de
Musicología Casa de las Américas podemos darnos cuenta de los diferentes
giros epistemológicos que han informado la disciplina en los últimos
treinta años como respuesta a una serie de coyunturas históricas inéditas.
La presente crisis académica, social y presupuestal global es precisamente
uno de los momentos en que la musicología y sus instituciones necesitan
reinventarse. Sin embargo, esta reinvención no puede ceder ante los modelos
utilitarios que pretenden definir a las humanidades desde fuera; debe ser
una transformación que identifique y critique los modelos ideológicos que
la musicología ha ayudado a reproducir.

 La musicología como disciplina nació como una herramienta de los proyectos
nacionalistas de finales del siglo diecinueve y principios del siglo
veinte. Como tal, ha ayudado a construir, reproducir y naturalizar
estructuras y categorías como “nación”, “imperio”, “frontera”, etc. Si bien
esta perspectiva fue muy importante para entender formaciones sociales,
culturales y políticas en el contexto del neocolonialismo, en la actualidad
pierden de vista al capital corporativo transnacional como el verdadero
enemigo a cuestionar o a los flujos transnacionales de gente que este
genera y los nuevos tipos de circuito identitarios que promueve.

Tal vez es ahora el momento de regresar al espíritu latinoamericanista que
inspiró la creación del Premio Casa de las Américas para resignificarlo
desde una perspectiva intelectual transnacional que nos permita entender
mejor la fluidez del mundo en el que vivimos. Este giro posnacional (en el
sentido de dejar atrás al estado-nación como unidad interpretativa) puede
ayudarnos a desarrollar una musicología que articule las discusiones que
actualmente ocupan a las humanidades y las ciencias sociales.

Como musicólogos recibimos un entrenamiento que en muchos casos sigue
privilegiando textos y valor estético. Aprendemos a analizar estructuras de
organización sonora, a decodificar antiguas formas de escritura y notación,
a rastrear pistas en bosquejos musicales y a encontrar patrones musicales
estilísticos en un intento por entender el supuesto significado unívoco de
la música. Este tipo de trabajo lo que hace es validar criterios estéticos
y cánones musicales en lugar de cuestionar cómo estos son construidos y lo
que significan para aquellos que luchan por mantenerlos o por deshacerse de
ellos. Estas perspectivas privilegian el documento o el texto como
recipientes de valor, ignorando las muchas formas sociales y culturales en
que la música adquiere significado de manera dialógica. Este tipo de
acercamiento no nos permite explorar los motivos por los cuales nos
sentimos tan cercanos a la música y que, en mi opinión, son los que la
hacen relevante como una entrada para entender prácticas culturales.

Una de las características más significativas de la música es que todos
creamos conexiones muy personales y emocionales con ella; todos tenemos el
derecho de reclamar como nuestra la música que nos mueve. De esa manera, la
música tiene un papel muy poderoso en la construcción de circuitos y redes
identitarias, en el desarrollo de sentidos de distinción y en la
acumulación de capital cultural. Sin embargo, la musicología disciplinar no
ofrece el marco para explorar lo que pasa cuando la música sucede. Solo un
enfoque multidisciplinar nos permitirá escapar de las trampas disciplinares
de la musicología para dejarnos formular otras preguntas.

Estoy convencido de que el posnacional y el post-disciplinar son los giros
que pueden ayudarnos a sacar a la disciplina del *ghetto* académico en el
que se encuentra, ponerla en diálogo con otras disciplinas y hacerla
relevante en un contexto intelectual más amplio.

Sin más preámbulo y en nombre de mis distinguidos colegas, Marita Fornaro,
Iliana García, Bernardo Íllari y Katrin Lengwinat, es un honor para mí
declarar inauguradas las sesiones de trabajo de la décimo tercera edición
del Premio de Musicología Casa de las Américas.

-- 
carlos palombini
www.researcherid.com/rid/F-7345-2011
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