[ANPPOM-Lista] "Todavía no confirmé"

Carole carole.gubernikoff em gmail.com
Qua Jan 22 01:01:26 BRST 2014


Belo depoimento!

Enviado via iPad

> Em 21/01/2014, às 20:34, <jamannis em uol.com.br> escreveu:
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> As vésperas de retornar a São Paulo para iniciar a identificação de documentos para o fundo especial Conrado Silva de Marco no CDMC da Unicamp, compartilho a nota de Coriún Aharonián abrangendo amplamente a trajetória de Conrado Silva de Marco.
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> Extremamente humilde e desapegado materialmente, Conrado não para de me surpreender a cada momento. Apesar tê-lo conhecido em 1976 como aluno no então recém inaugurado Instituto de Artes do Planalto (Unesp), como músico (contrabaixo) no Grupo Música Nova e como professor na Travessia Oficina de Música em São Paulo, certamente a organização desse acervo ainda será ocasião de muitas descobertas.   
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> J. A. Mannis
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> CONRADO SILVA (1940-2014)
> “Todavía no confirmé”
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>          El 24 de noviembre Conrado Silva nos envió un correo electrónico en el que nos decía que había recibido una llamada telefónica insólita de Río de Janeiro, de un viejo amigo que le contó que la Bienal de Río lo había dado por fallecido. Remataba Conrado: “Todavía no confirmé”. Algún despistado en la Bienal se había adelantado a los hechos. Él no lo sabía todavía, pero tenía metástasis de un tumor canceroso. El 5 de enero murió a causa de un paro cardíaco, luego de una intervención quirúrgica que parecía haber sido exitosa, en el Hospital Paulistano de San Pablo, Brasil. Su última obra estrenada había sido la música para A árvore dos anjos, una instalación multimedios de Willian Lopes, puesta en escena el 20 de setiembre en Brasília, al aire libre. Algunas partes “quedaron lindas”, contó, con su humor y parsimonia habituales.
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>          Conrado Silva de Marco es una figura importante de la historia cultural reciente de América Latina, y especialmente de Brasil y Uruguay. Su trayectoria cubrió varias disciplinas: fue un destacado acústico especializado en el diseño de espacios arquitectónicos, un compositor experimentador, interesado en la apertura de caminos, un organizador eficaz de actividades institucionales, y un docente generoso y cercano. Nacido en Montevideo el 22 de marzo de 1940, se había radicado a fines de 1969 en Brasil.
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>          Hizo estudios de ingeniería en nuestra Universidad de la República y, antes, en la adolescencia, de piano en forma particular. Becado por el gobierno de Alemania Federal, permaneció entre 1962 y 1964 en ese país, donde realizó estudios de acústica con Fritz Winckel y Lothar Cremer en la Universidad Técnica de Berlín y con Friedrich Spandöck y Werner Bürck en la Universidad de Múnich. Estudió además música (y específicamente composición y electroacústica) en instancias varias: fue alumno de Hans Hartig, Boris Blacher y H. H. Stuckenschmidt en la Escuela Superior de Música de Berlín, y asistió en 1963 y 1964 a los Cursos Internacionales de Verano de Música Nueva de Darmstadt, donde recibió clases de un excepcional grupo de personalidades: Karlheinz Stockhausen, Pierre Boulez, Henri Pousseur, Luciano Berio, György Ligeti, Milton Babbitt y Mauricio Kagel. Frecuentó además varios festivales de música contemporánea: Venecia, Zagreb, Varsovia, Berlín, el ciclo “Musica Viva” de Múnich. En la Bienal de Zagreb, en mayo de 1963, conoció a John Cage, con quien inició amistad y de quien recibió fuerte influencia. Allí se estableció en Conrado la tensión entre la apertura hacia el azar planteada por Cage y el hiperracionalismo desarrollado en la década del 1950 por varios de los jóvenes protagonistas de los cursos de Darmstadt, tensión que se fortalecía por su formación ingenieril. En 1964 estrenó en Berlín su “Música para diez radios portátiles”, una partitura generada por computadora (una de las enormes y costosísimas de la época, en el Akademie Rechenzentrum de Múnich) para una acción sobre un material esencialmente aleatorio. El mismo año hizo su primera música para teatro (“The sandbox” de Albee), en colaboración con un joven nativo (Fürst).
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>          Regresado a Montevideo, retomó sus estudios en ingeniería, y formó parte del grupo que tomaría clases de composición y materias anexas con Héctor Tosar (1966-1969, junto con Ariel Martínez y con el autor de esta nota, y al comienzo también con Daniel Viglietti).
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>          Conrado se instaló en el medio cultural montevideano como un instigador de buen talante. Antes de su beca, había sido secretario general del Centro de Estudiantes de Ingeniería. Desde allí, había intervenido como delegado de su facultad en un intento de democratización de Juventudes Musicales (en el que me tocó participar como delegado de Arquitectura), intento que el verticalismo paternalista de Hugo Balzo logró abortar con el beneplácito de un montón de profesoras de piano del interior.
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>          En 1965, participó en el ciclo de conciertos de vanguardia (“Músicahoy”) organizado por Jacques Bodmer en el Instituto General Electric, y allí hizo el estreno uruguayo de su “Música para diez radios portátiles”, así como el de alguna pieza de teatro musical de Dieter Schnebel y de la conferencia a cuatro voces de John Cage (con Nelly Pacheco, Daniel Viglietti, Pablo Cardoso y él mismo como conferencistas). Colaboró en 1965 con José Estruch (una “Antígona” de Sófocles con los alumnos de la Escuela Municipal de Arte Dramático, con puesta en escena de Elba Soto), y en 1966 hizo música para Federico Wolf (el “Marat-Sade” de Weiss con el Teatro Universal), para Jorge Sclavo (“Picnic en el campo” de Arrabal) y Nelson Flores (“El acontecimiento” de Foissy), así como para un proyecto de film documental con Mario Handler (“Fósiles”) que no se concretó. Ese mismo año participó de un happening de Teresa Vila (“Liquidación de una platea”, en Teatro Circular). Hizo música para balés de Elsa Vallarino: “Dúo” en 1966 y “Rito” (“Microfonías I”) en 1967. También hizo iluminación en obras teatrales. En 1968 compuso dos piezas autónomas: “Trom” (corno, trompeta, trombón) y “’Oing” (guimbarda y coro). En 1969 colaboró con Alberto Restuccia (“La conciencia de Hamlet”, con Teatro Uno, en la sala Mercedes de El Galpón). Escribió notas en la revista Clave, hizo crítica en el diario Época y en el semanario Marcha, y programó audiciones radiales en el SODRE (1965-1966). Además, tuvo a su cargo los cursos de acústica de las facultades de Arquitectura (desde 1965) y de Ingeniería (desde 1967). En otro orden de cosas, en algún momento se vinculó con el MLN, vínculo que logró manejar con total discreción.
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>          En 1966, junto con sus compañeros de las clases de Tosar, co-fundó el Núcleo Música Nueva de Montevideo, que hizo sus primeros cuatro conciertos en el Instituto General Electric. Allí se dio particular importancia a una muestra de obras del breve movimiento neodadaísta Fluxus, que Conrado había conocido en su estadía alemana. Al año siguiente emparejaríamos la balanza, trayendo a Montevideo a Luigi Nono. Y en 1968, decidimos abrir el Núcleo Música Nueva (surgido como literal núcleo) a una participación abierta de compositores, intérpretes e interesados, en una estructura no jerárquica que se mantuvo hasta hoy. Poco después, generamos también la Sociedad Uruguaya de Música Contemporánea, una asociación de compositores de música culta.
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>          En 1968, Conrado tuvo una primera incursión brasileña, invitado por Gilberto Mendes para hacer su “Música para diez radios portátiles” en el Festival Música Nova de Santos. A fines del 1969, se iba definitivamente a Brasil, contratado por la Universidad de Brasilia, en la que trabajó hasta su destitución por la dictadura en 1974, y desde su restitución en 1992 hasta su jubilación en 2010. Allí enseñó, en distintos momentos, composición, acústica (general y arquitectónica) y música electroacústica (y dirigió el estudio de música electroacústica). En el período de su cese en Brasilia dictó clases en San Pablo y en Santos, en la Facultad Santa Marcelina, en la Universidad Católica de Santos (Unisantos) y en la Universidad Estadual Paulista (UNESP), en la que inició en 1978 un Estudio de Música Electroacústica. Creó además instancias de enseñanza renovadora, fundando las escuelas Travessia (1976-1979) y Syntesis Música Eletrônica (1985-1989). Fue pionero en la enseñanza de la tecnología nueva del momento (sintetizadores, MIDI, primeras computadoras personales).
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>          En San Pablo fundó en 1976 el Núcleo Música Nova, que fue activo durante varios años. Colaboró durante un período (1984/1986) con Gilberto Mendes y Rodolfo Coelho de Souza en la extensión a San Pablo del Festival Música Nova. Fue co-fundador de varias instituciones: la Associação de Arte-Educadores de São Paulo, la Sociedade Brasileira de Música Contemporânea, la Sociedade Brasileira de Música Eletroacústica (SBME) y la Sociedade Brasileira de Acústica (SOBRAC). En distintos momentos, fue motor importante de instituciones tales como la International Computer Music Association (de la que fue vicepresidente en el bienio 1997-1999) y el Grupo de Acústicos Latinoamericanos (GALA). Co-fundó el sello discográfico brasileño Tacape (con José Maria Neves, Anna Maria Kieffer, Anna Maria y John Parsons, Hans-Joachim Koellreutter y Maria Stella Neves Valle), que llegó a editar valiosos materiales en la etapa del vinilo. Conrado colaboró entusiastamente, desde su inicio, con los Cursos Latinoamericanos de Música Contemporánea, e integró desde el tercero de éstos el equipo permanente de organización (con María Teresa Sande, Miguel Marozzi, Graciela Paraskevaídis, Emilio Mendoza y Cergio Prudencio como integrantes en distintos momentos, con el suscrito como secretario ejecutivo, y con Héctor Tosar y José Maria Neves como sucesivos presidentes). Era un muy buen miembro de equipo, de tono mesurado, reservado y amable.
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>          Entre sus composiciones posteriores a la partida al Brasil, se cuentan varios trabajos para teatro (“Equus” de Peter Shaffer, 1975; “Ricardo III” de Shakespeare, 1976; “Os iks” de Peter Brook, 1977; “Sonata sem dó” de Marcílio Morais, 1976; “Delírio tropical” de Witold Witkievicz, 1977), para danza (“Cor incurvatum”, de Edmar de Almeida, 1972/1973; “Matéria estado de potência”, 2000, y “Dan”, 2010, ambas de Maura Baiocchi), para cine (cortometrajes de Geraldo Rocha, 1969; Wladimir de Carvalho, 1970; Silvio Zamboni, 1991) y para interacción con artes plásticas (“Brinquedos I - Crônica”, para fotografías de L. C. Homem da Costa, 1973; “Ulisses”, para tapices de Edmar de Almeida, 1973; “Bienal”, para la XVII Bienal de San Pablo, 1983; “Variaciones para vástagos metálicos”, para esculturas de León Ferrari, 1984). Y hay obras para agrupaciones de cámara (“Parasexteto”, 1970; “Polaris”, 1978; “Musicatálise”, 1982/2003), para coro y orquesta de cuerdas (“Compulsión hombrhistórica”, 1970), para sintetizadores o electrónica o informática en vivo (“Para Sinthy”, 1984; “Círculo mágico ritual”, 1985; “Mars”, 1985; “Ganis”, 1987; “Pericón”, 1988/1991), para electrónica y voces o instrumentos (“Celebração”, 1973; “Fonoarticulações”, sobre materiales de Dieter Schnebel, 1980; “Inter-feres”, 2003; “Ludus absque fasciem”, 2011, en coautoría con Ruggero Ruschioni), para orquesta con sintetizador (“Eixos I”, 1980/1993) y electroacústicas convencionales ( “Equus”, suite de la música de escena, 1976; “Natal del-Rei”, 1978/1981; “A nau dos insensatos”, 1989; “Galáxias II”, 1991; “Fragmentos do Apocalipse”, 2001; “Fragmentos do Gênesis”, 2002; “Vozes devastadas”, 2003), y hasta incursiones en el terreno operático (“Das Capitanias Hereditárias”, 1978; “Espaços habitados”, 1992, sobre Haroldo de Campos) y en la interacción de electroacústica con voz, VJ y “performance” (“Antenas de Miramar”, un mosaico de obras anteriores en homenaje a Koellreutter, 2005). En 1978 fue compositor invitado del estudio electroacústico del GMEB, Bourges, Francia. Varias de sus composiciones fueron editadas en disco: cinco en Brasil (“Vericuetos de Antígona”, “Brinquedos”, “Equus”, “Natal del-Rey”, “Espaços habitados”) y dos en Uruguay (“Equus” y “Pericón”).
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>          Conrado fue miembro de la Associação Brasileira de Normas Técnicas, en la que coordinó (1982-1986) la creación de dos importantes normas relacionadas con el nivel de ruido en áreas habitadas. Había publicado en 1982 un libro de texto: “Elementos de acústica arquitetônica” (Nobel, San Pablo). Dio clases a varias generaciones de graduados y posgraduados en acústica, y sólo en el 2009, al final de su docencia universitaria, se decidió a defender, en Brasilia, un doctorado propio: “Análise acústica de auditórios musicais após construídos”.
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>          Como acústico de salas y otros espacios arquitectónicos, su labor es enorme. Conrado Silva tuvo a su cargo cerca de 200 proyectos de realización y de corrección, grandes y pequeños. En Montevideo proyectó, antes de su partida a Brasil, entre otros trabajos, el auditorio de AEBU (Rafael Lorente), el teatro de la Alianza Francesa (Gómez Platero y López Rey, en la calle Soriano) y la sala 18 de El Galpón (Arana y Spallanzani), y posteriormente colaboró con la reforma del Teatro Solís y acompañó la obra acústica del auditorio del Sodre. Entre sus realizaciones se cuentan numerosos trabajos con Oscar Niemeyer (entre los cuales el Memorial de América Latina en San Pablo y, en Brasilia, el Museo Nacional, la Escola do Choro, los auditorios de la Alianza Francesa y del Ministerio del Ejército, el Tribunal Superior Electoral y el Tribunal Superior de Trabajo). Entre las correcciones, debo nombrar el teatro de la Fundação de Cultura Artística de Belo Horizonte. Allí fue donde, por primera (y única) vez en mi vida, presencié en el 2002, al final de un festival, una ovación al responsable del proyecto acústico.
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> Coriún Aharonián
> Montevideo, enero 2014
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